"Nací felino y soy muy terco en mi camino. Soy un gato y al que no le guste que no mire más, que hay ciertas cosas que yo no puedo cambiar. Y al que no le guste mi color, mi forma de maullar, hay mil rincones donde se puede mirar. Soy un gato, tuve suerte, de no ser un ser humano de esos que sólo hacen daño".

jueves, 2 de mayo de 2019

Noche de luna


Si pudiera elegir un momento, sería el día en que nos conocimos.


Tan desaliñado con tu cigarro en mano, con tu pensamiento en otro universo pero tu mirada fija en la tierra. Cantabas a tu ritmo, te movías a tu estilo. No podía dejar de mirar tu extraño y singular ser. Por suerte, alguien más te conocía y me pusieron delante tuyo para saludarte. Así fue, que pude darte un primer beso: en la mejilla. Sentir tu mirada fija en mi y hablar como si te conociera desde mi anterior vida fue... podríamos decir... pura magia.


A partir de ello, las coincidencias fueron muchas. Las charlas infinitas. Las salidas interminables. Los coqueteos indescriptibles: eras para mí y yo claramente era para ti.

Han pasado unos días de aquel efímero momento. El teléfono dejó de sonar, los encuentros dejaron de pasar ¿estarás en otro universo?

Mientras la lejanía, brota en mi una sensación de ansiedad y abstinencia; pienso en aquel momento en el que te conocí, diferentes escenas en una cadena multiversal, de esas que cualquier singular detalle lo cambia todo. Me pregunto: si yo no te hubiera sonreído, si yo no te hubiera sostenido del brazo, si yo no hubiera cruzado mis brazos al contorno de tu cuello, si yo no me hubiera acercado a tu cintura. Si yo no hubiera pasado los días escribiéndote ¿tú te hubieras fijado en mi?

Tener la ligera sospecha de que esa pura magia, como lo llamo yo, no hubiera pasado si no te hubiera sonreído, me echa en la terrible idea de que la magia nunca existió. El elegir de todos los momentos el día que te conocí, y que de eso solo existan mi imaginación y yo, me carcome. Tal vez es crédulo pensar que aquella noche de luna llena tuviste algo que ver, tuviste intenciones de ser, tuviste la proyección de estar.

Finalmente, aún elijo ese momento; que mis fantasmas internos peleen un rato queriendo tener la razón de qué quisiste o no. Jamás lo sabremos.


lunes, 4 de marzo de 2019

Otra vez. La misma nuez





El amor no existe. Repetidas veces me cansé de intentarlo, de buscarlo, de soñarlo, de anhelarlo. El amor no está hecho para mi no porque no crea en ello sino porque nadie querra amarme. Quiza sea por mi insoportable caracter y personalidad, ok vamos, es por mi insoportable caracter y personalidad. Muchas veces he pensando que uno puede tolerar u odiar los defectos del resto pero se trata de lo que quieres o deseas con el resto. Por ejemplo odio su forma de comer pero no dejaría de amanecer con desayunos a su lado, odio su forma de sudar pero no podría imaginarme sin su sudor cayendo en mi rostro. Hay tanto que puedo odiar y no soportar pero jamas desearía o imaginaría una vida sin él. Yo me pregunto, por qué nadie piensa así de mi? Por qué les puede dar igual tenerme en su vida o no? Por qué no soy esa persona a la que cantar: tiene la magia para hacerme sonrojar y la dulzura para poderme enamorar tiene la risa que cautiva mis sentidos. Soy romantica soy soñadora pero el amor es para realistas, el amor es para gente pensante, gente que no se hace problemas, gente que no se compromete. El amor no es para mi otra vez.


sábado, 2 de febrero de 2019

Nada es lo que parece


Desperté pensando e imaginando un sueño, la somnolencia no me dejaba distinguir la realidad de mi imaginacion. Conforme iba a caminando el puente más alto del mundo seguía dudando si mis pisadas eran certeros o no. Quise saltar y notar si lo que veia en su profundo era algodón de azucar o nubes salpicados de fresas. No quise pensar más ni dudarlo, no me detuve quería conocer el final del puente antes de tirarme a la borda. El camino cada vez se tornaba más complicado. Las nubes empezaron a complicar mi vista y cual condensación se manifestaron en forma líquida brontando de mis ojos. Aquella sensación hacía mi pisar inestable pero tenía una corazonada de que al final del puente me sintiría mucho mejor. Las nubes desaparecieron pero el clima empezó a cambiar y los días eran oscuros, cada uno era un diluvio interminable. Aquel momento solo evitó que mi pisar perdiera firmeza y pude resvalar millones de veces, logré tener estabilidad al cogerme de brazos y piernas a cada extremo del puente. La lluvia paró pero sus días comenzaron a ser bastante brillantes y perturbadores; eran tan cegadores que solo podía continuar de espaldas. Pasaron los días las noches y lluvias. Y solo me faltaba un paso para llegar al otro lado cuando noté su presencia, aquella persona causaba en mi una sensación de paz pero al momento de acercarme extendió sus brazos y me tiró al abismo.