Colores

Son pocas las veces que escribo y la mayoría de ellas son cuando estoy triste, melancólica o en el mejor de los casos extremadamente deprimida... de alguna manera sirve de motivación para desfogar mi sentir en letras; con metáforas que me ayudan realmente a imaginar y poco a poco olvidar la razón principal.

Quiero escribir porque me gusta hacerlo, quiero leerme porque es así que me redescrubo, tanto que en ocasiones me pregunto ¿Yo escribí esto?

Escuché su llamado en el anochecer, me percaté porque en la oscuridad donde se encontraba era la única luz que brillaba. Mientras me asomaba pude presentir que debía estar ahí; en ese momento, en ese lugar, en ese instante. No importaba que me ataba, ni lo que cargaba. Debía tomar una decisión si despojarme de todo y desnuda andar o si el frío me haría retroceder dudar y tropezar...

Lo mejor decidí, y en la calidez del desconocimiento, de la curiosa sensación del miedo...

Hoy no

Hoy no tuve ganas de despertarme, me sentí cansada.

Hoy no siento que sea la misma. Hace dos días me he enterado que tengo un quiste y un cálculo, y aunque me dicen que no son enfermedades graves, serían la excusa perfecta para morir. Hoy no quiero nada más de la vida, estoy cansada de respirar. Me siento asfixiada en un mundo que deja ya de atraerme: no quiero trabajar, no quiero estudiar, no quiero amores, no quiero nada. Tanta frustración y desesperación me hace llorar y lo hago, tengo ganas de gritar pero me contengo, sufro pero nadie sabe entenderme.