"Nací felino y soy muy terco en mi camino. Soy un gato y al que no le guste que no mire más, que hay ciertas cosas que yo no puedo cambiar. Y al que no le guste mi color, mi forma de maullar, hay mil rincones donde se puede mirar. Soy un gato, tuve suerte, de no ser un ser humano de esos que sólo hacen daño".

jueves, 29 de julio de 2010

Vino & Rosas

Érase una noche, en que en la esquina frente al rosal se encontraba una plebeya, sentada con una copa de vino fresco hecho por ella.
La joven estando sola, daba sus mejores cantos, su voz tan melodiosa atrajo los oídos de un muchacho. Era la mirada de un juglar que se refugió en ella, éste no demoró frente a ella se arrodilló, y dijo:

-¿Por qué una flor del rosal se alejó?

La plebeya sonrojada le sonrió.

Desde ese día ellos no faltaban en encontrarse, todas noches en la misma esquina. Acompañados de música tocadas por él y de vino hecho por ella.

Una noche la plebeya, embriagada del licor no se inmutó y preguntó:

- Usted, ¿me quiere?

Para lo que el muchacho respondió cantando.

-Esta noche ha sido larga, la luna casi ni alumbra, las calles están desoladas, y me dice que ya es hora de partir.

Al día siguiente, ella puntual regresó, a la esquina en donde su corazón se rompió, y no pudo creer que ese muchacho esa noche la plantó.

Ella muy temprano se levantó, y a la búsqueda partió. Cuando al fin lo encontró, la plebeya al hechicero preguntó:

- Usted, ¿me puede ayudar?
- cielos y centellas, sapos y lagartos, me gusta jugar con mis clientes un rato.
- Por favor, ¿usted me puede ayudar?
- ¿Por qué tan preocupada?, usted es tan joven y la noto algo cansada.
- Estoy enamorada, pero él... no se qué siente por mi; podría adivinar y decirme si lo que siente ¿es amor?

Y el hechicero ante esto dijo con fervor:

- En cuestiones del amor, nada puedo yo hacer; lo sentimientos se demuestran o en todo caso sólo espera que él te lo dirá.

La plebeya con pocos ánimos se retiró, y es que el hechicero no la ayudo. Otra noche más, en que ella se refugió, en la esquina donde su corazón se enamoró.

Con el pasar de los años la plebeya olvidó, a aquel muchacho que su corazón partió. Ella dueña de su sitio y su vino, seguía cantando frente a los rosales cada noche. Tan despistada era esta muchacha, que nunca se percató, que a lo lejos le observaba un trovador.

El nunca se acercó ni le hablo. Hasta que una mañana sucedió...

- Tocan la puerta, yo abro -dijo la plebeya-.
- Es usted quien con su belleza me ha cautivado, con su frescura ha llamado mi atención.
- Usted, acaso esta loco? como se atreve a decirme tales cosas.
- Es que yo la conozco, la he observado; y he esperado lo suficiente para poder dignarme hasta su hogar y pedir el permiso para poder cortejarla.
- Hmmm, es usted quien se asoma cada noche; y que canta a mi lado desde lejos.
- Soy yo, quien de usted se ha enamorado.

La Plebeya sonrojada, lo miró fijamente por unos cuantos minutos, le sonrió coquetamente y al oído le susurro.

- Adelante.

sábado, 10 de julio de 2010

¡Policia, Policia!



Durante el pasar de los años he sido testigo de muchos asaltos, mucho tontos otros trágicos; pero al final del día un pensamiento tranquilizaba mi ser "no me pasó a mi". Y si no fuera que, hasta el día Martes 6 de Julio aproximádamente 11 de la noche, y a tan sólo unos pasos de mi hogar... seguiría diciendo eso.

Crónicas del robo:

Erase un Martes 6 de Julio, mi plan era: saliendo del trabajo ir a visitar a mi abuela y recoger la llave de mi casa que días antes había olvidado; sin más nada regresar a mi hogar.

Llegué tarde a la casa de mi abuela, mi familia no esperaba mi visita tan repentina; y menos esperar que yo dijera "ya me voy". Preocupados ellos porque no me fuera a casa tan tarde, me aconsejaron quedarme. Yo presa de mi suerte y confianza, solo atiné a decir "no, no es tarde estaré bien".

El carro que se suponía me llevaría a mi casa, nunca llegó, cambió de ruta o que se yo. Otra opción estaba en mi mira, pero cambiaba todos mis planes que sin darme cuenta pronosticaban un terrible final. Ese otro bus demoraría mucho hasta llegar a mi casa, llegaría mucho mas tarde de lo esperado... pero "no me iba a pasar nada".

Ya en el carro, se me vino la idea de llamar a mi madre y decirle que ya estaba en el carro camino a casa; lo pensé bien, y no la llamé... solo pensé "mejor espero a que me llame ella". Trágica decisión para lo que me esperaba sin saber en ese momento.

En el carro no estaba sola, estaba con un amigo; que fue muy amable en acompañarme.

Ya en mi paradero. Preocupada por mi amigo, le propuse mejor irme sola a mi casa, -tonta decisión pues si ya me había acompañado hasta ahí por qué no dejarme en la puerta de mi casa, así es, no tiene sentido lo que hice-y que lo acompañaria en el paradero hasta embarcarse. Él no quiso, y al pasar el rato accedió.

Y así fue se embarcó y sin más me dispuse a ir a mi hogar. Caminando, escuché los pasos de alguien corriendo y al ver la sombra en el piso, me di cuenta que estaba detrás de mi. Tal fue mi cara dura que pensé "no debe ser nada, seguro es un 'chibolo'". Al alzar la mirada, el sujeto detrás mio me tapó la boca y me dijo "suelta". Aun yo desconcertada y sin poder creer en que situación me encontraba, le dije "no tengo nada". Fue en ese momento en que me di cuenta, lo fuerte que me estaba tapando la boca y que aunque quisiera no podía hacer un mínimo sonido. Al ver que traté de decir algo y que no soltaba nada, el sujeto volvió a repetirme: "suelta". Solté mi cartera... lo cogió... y como vino se fue.

Yo aun totalmente desconcertada volteé, y vi como se iba con mi cartera en brazos. Seguí caminando... y me dije a mi misma "estas bien tessy, no te ha pasado nada, solo se llevo tu cartera con tu celular, y suerte que tu dinero lo tenias en el bolsillo de tu jean, estas bien".

Mi mente reaccionó, y mi desconcertación desapareció. ¡Me habían robado! Una situación que en mi mente había planeado, con tácticas que tomaría, e incluso la conversación que tendría con mi asaltante y el resultado era un final feliz, me haría 'pata' de mi asaltante.

Rompí en llanto al darme cuenta de lo que me había pasado, y no dejaba de llorar. Llegué a la puerta de la casa, fui al cuarto de mi madre y la desperté diciendo "mamá me han robado", asustada ella atino a decir "¡qué?!" a lo que yo respondí de nuevo "me han robado".

Lamentos y regaños por doquier, todas con fundamento; si, había llegado tarde, no tengo cuidado, me tenia que pasar. Soy muy despistada y distraida, que camino por caminar.

Lo curioso de todo esto, es que si me hubiera dado cuenta de las 'señales' que me daban, esto realmente no hubiera pasado. Yo ayudé a que me pasara; me resulta extraño, pude evitarlo.

Ahora debo decir que me siento mejor, que del trauma he yo de aprender. Tuve mucha suerte de que nada peor me pasó. Debo tener mas cuidado...


Consejo del día: Cuidate y cuidate mucho por favor.