Mi mente empieza a pensar, y en su actividad comenzó a recordar.
Es la melancólica historia de todo inicio con final;
del adiós definitivo, el regreso nada probable y la huída inevitable...
Oh mio, te fuiste sin avisar, apenas y podía vivir por mi misma.
Tu y yo lo sabíamos, no sólo eras un acompañante, eras algo más.
Te conté que, un espacio reducido en lo profundo de mi ser te pertenecía,
pero aún así lo decidiste.
Recuerdo que eras el motivo de mis despertares a horas de la madrugada,
señalándome un papel y una pluma, dispuesto a inspirar.
Yo preparada para crear, observaba de ti cada movimiento.
Recuerdo, el día que llegaste a mi vida. No te necesitaba.
Pero, fuiste tan cautivante, extrañamente tentador, y curiosamente adorable,
que decidí necesitarte.
Oh mio, oh gato de mi, no sé por qué hoy no estás a mi lado,
sólo es cierto que tú me has dejado.
Y con pena y lágrimas que al dormir y despertar a las madrugadas me acompañan,
sólo me queda decirte, buen viaje mi gato.
[adiós mi Tito]