Respiro y luego escribo, debería ser una de mis frases pero me encanta escribir triste, aunque se lea masoquista, es la verdad. Ahora escribamos en retrospectiva.
Mi vida volvió a tener rumbo, me sentí segura de mí misma, me propuse nuevos desafíos, me establecí en mi camino, cuajé mi destino y me enamoré.
Aplasté mis miedos, despedí demonios, confié en mí, retomé sueños y me enamoré.
Me enamoré de la forma más sublime, de un chico extraordinario. Sentí que había madurado, todo lo meditaba y lo dudaba, intenté ir con calma, intenté tomar mi tiempo pero era tanta la confianza y seguridad que sentía que me enamoré.
El tiempo es irrelevante para poder explicar el torbellino de sentimientos, todo lo viví y todo lo sentí. Pero así como empezó se terminó.
El tiempo es relevante para poder explicar ¿cómo sucedió? ¿en qué momento pasó?
Pero así como empezó pensé que nunca terminaría.
El amor debe ser como la vida misma, no es complicada, son las personas las que lo vuelven así. La madurez o el haber estado con este chico extraordinario me ayuda a estar tranquila y el tiempo es mi mejor guía.
Que sea lo que tenga ser
Que pase lo que tenga que pasar.