Deseo poder escribir algo tan misterioso como un gato.
Cualquiera que sea su parentesco, la belleza, en su desarrollo supremo, induce a las lágrimas, inevitablemente, a las almas sensibles.
Mi amor...Mi fe...Instilarán en tu pecho una calma preternatural. Descansarás por el cuidado...Te pondrás mejor...Y si no, Helen, si murieras....
Entonces al menos aferraría yo tu mano querida en la muerte, y gustosamente...Oh, alegremente, descendería contigo a la noche de la tumba.
¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber.