"Nací felino y soy muy terco en mi camino. Soy un gato y al que no le guste que no mire más, que hay ciertas cosas que yo no puedo cambiar. Y al que no le guste mi color, mi forma de maullar, hay mil rincones donde se puede mirar. Soy un gato, tuve suerte, de no ser un ser humano de esos que sólo hacen daño".

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El Gato del Arco

Comenzaré el Blog contándote la historia.

Érase un domingo soleado, una mañana tranquila. Recuerdo que desperté temprano, lista para los quehaceres matutinos, como por ejemplo: ir de compras. Acompañada de mi madre a paso ligero, con la lista y la bolsa salimos. Caminamos hasta el lugar, gritos por allá, gritos por acá, como siempre asfixiante; odio a esa gente, a quien no le importa empujarte o pisarte; odio a los niños gritando a todo pulmón.

Mientras tanto, como siempre yo, me quedaba atrás. Me es difícil esquivar a las grandes multitudes que pasan como manadas. Mi mamá más adelante se reía de mi torpeza, yo no me hago líos, no estoy tan apurada me da pereza. Las platicas con las caseras me agrada, durante esos 10 minutos podemos considerarnos grandes amigas, luego de esos 10 minutos ya ni nos acordamos de que hablamos.

¡Lista la lista! Hora de irnos, al paso, un heladito en ese día soleado fue refrescante.

Caminamos, caminamos, hablamos, hablamos y caminamos; cuando de pronto un maullido captó nuestra atención "¿De dónde viene el sonido?" le pregunté a mi mamá. "No lo sé" intrigada también, me respondió. Seguimos caminando hasta una especie de puente que, queda antes de llegar a mi casa un puente que por su forma es denominada "los arcos". Fue que, llegando ahí supimos de dónde provenía tan gracioso, agustioso y resonante maullido.

Ese domingo soleado fue que conocí a un gato que, me recordó a primera vista a mi. Estaba tan asustado de sentirse solo, al parecer había sido abandonado a unos pocos minutos. No dude y lo cargué, no dejó de llorar por más que yo le hablaba y acariciaba, le rogué a mi mamá para que nos quedáramos con "él", sin pensar que "él" a unos minutos sería la incógnita. A mi madre le agradó la idea y nos fuimos a casa con algo más que sólo compras.

Al llegar, fue recién que "él" dejó de llorar, le dimos a tomar en un recipiente leche fresca, estaba sediento, ese día sí que hacía calor. Fue la oportunidad para poder observarlo: tenía unos ojos grandes de color verde amarillesco (si es que ese color existe), sus orejas eran más grandes que su propia cabeza, era flaco, con los pelos levemente erguidos y su pelaje era lo mejor, las más curiosas líneas eran dibujadas en su lomo y su rostro; desde la punta de su nariz hasta la punta de su larga cola. Recuerdo que tenía un tick algo demasiado raro y gracioso ya que, era mucho no considerarlo el gato más bello del mundo y ese tick lo dejaba coronado en el más feo; el tick era que, él cuando me miraba mantenía un ojo abierto y el otro entreabierto, era cómico verlo hacerlo.

En ese mismo domingo soleado, ahora por la tarde, él se quedo dormido. Era una cosita pequeña y adorable que no aguanté las ganas de fotografiarle. Una larga sesión de fotos con un modelo que su única pose era la del "dormido". Más tarde ya, al anochecer; mi madre hablo conmigo sobre el futuro de ese gato y lo último que dijo fue: "se queda si es macho, si es hembra se va", ¡cielos! ¿Cómo saber que es? Fuimos a buscar al amigo de un amigo que, tiene si no me equivoco 10 gatos, era obvio que él sabría y nos quitaría la duda, lo cargó con tal rudeza que el gato volvió a llorar, lo observó y me dio la gran noticia "es macho" ¡era macho! (es macho).

Y así fue, lo conocí, me agrado, me fascinó, me enamoró; desde ese día él es considerado "mi hijo", por momentos cariñoso y abrumador, por pocos momentos pero lo es. La gran hazaña era luego escoger un nombre, tenía que ser un nombre especial como él, lo estresante fue ¡qué no se me ocurría ninguno! Resumen: mi primo lo llamó Tito. El gatito chiquito llamado Tito.

Tito ya no es chiquito, ha crecido mucho, ha aprendido que, nosotros somos los que lo cuidamos y debe confiar en nosotros.

Esta es la historia de el Gato del Arco, y aquí se los presento; he aquí lo que fue:





He aquí lo que es:





Ha cambiado y crecido mucho.