"Nací felino y soy muy terco en mi camino. Soy un gato y al que no le guste que no mire más, que hay ciertas cosas que yo no puedo cambiar. Y al que no le guste mi color, mi forma de maullar, hay mil rincones donde se puede mirar. Soy un gato, tuve suerte, de no ser un ser humano de esos que sólo hacen daño".

viernes, 27 de noviembre de 2015

Otro Gato Negro


Al anochecer salí corriendo tras de él, la lluvia ya había cesado pero los charcos estaban formados. Te vi saltar de charco en charco en zigzag y yo hice lo mismo, te seguí por tu largo camino.
Apenas y veía tu silueta, apenas y podía notar tus puntiagudas orejas y tu retorcida cola.
Apenas y podía distinguirte en la oscuridad pero tu destellante colgante con dije de corazón me guio por un tiempo.
Volteabas a mirarme, yo estaba detrás no te quería perder de vista.
Volteé a mirarme, yo estaba cansada y totalmente empapada.
Decidí detenerme, tomar un respiro y secarme el rostro. Te detuviste, me bufaste y te fuiste.
Tal abrupta huida emprendiste que el colgante se zafó de tu delgado cuello.
Ya no podía verte, te perdiste en la oscuridad con rapidez. “¡yo no quería detenerme, tienes que entender!” – Le grité- “sólo quería descansar” – susurré-.

La luna en mi cabeza, mi ropa en barro y mi rostro mojado.
Me quedé quieta, pasmada, atontada. “Después de seguirte por tu largo camino, no tenías porqué irte”.
Seguí caminando ya no en zigzag ya no en los charcos, sólo al compás de mi ritmo alternando con giros y a veces con brincos.
A lo lejos divisé un destello, corrí hacía a esa luz, creí que era el reflejo de la luna.
Me incliné y lo cogí, lo guardé y sentada aguardé.