"Nací felino y soy muy terco en mi camino. Soy un gato y al que no le guste que no mire más, que hay ciertas cosas que yo no puedo cambiar. Y al que no le guste mi color, mi forma de maullar, hay mil rincones donde se puede mirar. Soy un gato, tuve suerte, de no ser un ser humano de esos que sólo hacen daño".

domingo, 21 de febrero de 2010

Fuertes gritos, fuertes palabras, miradas desquicitantes, corazones odiándose y un silencio interminable. Deja la ira correr, deja tus sentidos arder, escúpeme en la cara porque he pecado de irracionalidad.

Me he sentado y he hablado como otra persona; me levanto, camino y soy otra persona, me acerco a ti, te beso y soy otra persona. Termina el día y soy otra persona.

Me despierto y me lleno de felicidad. En ese cuarto blanco, en la ventana, a la vista un árbol; las hojas caen y la tristeza me invade. Ninguna visita, "esto duele", quiero dejar de existir. La depresión, luego la ira, la irritación, el aburrimiento, y de nuevo todo desde el comienzo.

Te he matado en mis sueños, he imaginado y planeado tu muerte: cada detalle, cada milímetro, cada 'contratiempo', y sin ninguna razón.

"¿Por que me miras fijamente?" "no lo hago" "¿por qué no dejas de mirarme?" "no lo estoy haciendo" "¿Quieres asesinarme? Eso quieres, quieres deshacerte de mi; ¡aléjate! ¡vete! déjame sola! ¡lárgate!. ¡Llévenselo, sólo llévenselo!"

Miro desde el cielo, desde la tierra o desde el infiero. Mi mente desquiciada tiene varias definiciones. Necesito ayuda, tengo ayuda, moriré si me ayudas. Quiero verte, no ahora, no en este momento, en otra vida...